EL DISPUTADO ORIGEN DEL PASTEL RUSO

Conocido sólo por los muy aficionados a la pastelería, el pastel ruso concita las opiniones más ditirámbicas casi sin excepción. Se trata de una confección pastelera de fino bizcocho de merengue almendrado, relleno de una suave crema de mantequilla, almendra y avellana caramelizadas (praliné), espolvoreado con azúcar glas. Para los golosos es una delicia incomparable.

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Ruso: porción individual

En España es conocido como una especialidad oscense. La pastelería Ascaso de Huesca (http://www.pasteleriaascaso.com) lo elabora desde 1950, después de haber obtenido la fórmula, que se pretende secreta, de la pastelería Artigarrède de Oloron Sainte Marie (http://www.artigarrede.com) al otro lado de la frontera francesa, establecida en 1923 y que lo tiene a la venta desde entonces.

No se sabe cómo apareció en las referencias españolas, que aún circulan en Internet, la historia de que el pastel ruso es una invención de cocineros españoles, llevados a Francia por la emperatriz Eugenia de Montijo, que lo prepararon en un banquete ofrecido por el emperador Napoleón III al zar de todas las Rusias, Alejandro II, con motivo de la exposición universal de París de 1855. Desde entonces, el pastel, sin nombre conocido, pasó a denominarse pastel ruso. Poco probable que esta leyenda, bastante inconsistente, sea cierta.

En Francia, donde es más que probable que haya nacido este pastel, es conocido gracias a la televisión que le ha dedicado algunos programas de cocina. No obstante, sigue siendo un dulce apreciado casi exclusivamente en la región del Bearne, vecina del País Vasco francés. En su más que probable patria, Oloron Sainte Marie, en una plaza en cuyo centro se yergue la catedral románica de la ciudad, hito de la vía de Arles (que pasa por el puerto del Somport) del Camino de Santiago, se encuentra la central de la pastelería Artigarrède, que tiene sucursales en la propia Oloron, en Pau, en Tarbes y en San Juan de Luz. Aquí el pastel ruso es la enseña del establecimiento. Se alimenta el secretismo de la fórmula que, se afirma, está depositada en una caja fuerte con acceso únicamente de los miembros de la familia que regentan la pastelería. La interpretación que los Artigarrède sobre el nombre del pastel es sencilla: se llama ruso porque las almendras con las que se confeccionaba en sus inicios procedían de la península de Crimea, lugar mítico en el imaginario colectivo francés de la época que aún recordaba la batalla de Sebastopol librada por Francia contra Rusia en la decimonónica guerra de Crimea.

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Tanto en Oloron como en Huesca, el pastel ruso se ofrece en placas de varias raciones o en porciones individuales. Su aspecto es absolutamente idéntico, incluso la rotulación en su parte superior: Russe / Ruso. En pastelerías de Jaca (Huesca) y en localidades de la región francesa de Aquitania se elabora el pastel ruso, quizás sin la fórmula exacta de su original pero con bastante aproximación.

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UN PAR DE HIERBAS INTERESANTES

Buscando el placer de un momento de descanso ayudado por una copita de aguardiente, he seleccionado en el bar casero una botella de vodka polaco bien conocido por los aficionados: el Żubrówka. Este vodka está presente en mi casa como reminiscencia de mi estancia de varios años en Polonia. Allí todo el mundo conoce el vodka de la hierba de bisonte, que es lo que significa su nombre, y los extranjeros rápidamente lo identifican como una singularidad del país. Se trata, contrariamente al vodka digamos normal, de un aguardiente de centeno de color amarillento y sabor ligeramente avainillado, resultado de la utilización en su elaboración como ingrediente de la llamada hierba del bisonte (Hierochloe odorata). La botella de Żubrówka contiene siempre en su interior una alargada hoja de esta planta.

Zubrówka Vodka 1L

Esta hierba aromática crece en el norte de Europa, en América y en Asia, y es conocida y utilizada desde hace mucho tiempo para aromatizar el té (en Rusia, por ejemplo), el vodka (como en Polonia desde el siglo XVI), o perfumar la ropa en los armarios. Su nombre científico hace referencia a su carácter aromático y al carácter sagrado que popularmente se le ha atribuido al haber sido costumbre recogerla en las escalinatas de las iglesias el día de Todos los Santos. En América del Norte, los indígenas de Estados Unidos y Canadá la han utilizado tradicionalmente como hierba medicinal y en otros muchos usos, como para trenzar cestas o rellenar jergones.

La hierba del bisonte no se comercializa y, en consecuencia, difícilmente será aprovechada para las nuevas creaciones gastronómicas. Su presencia en el vodka Żubrówka ( y en algún otro de nueva comercialización, como el también polaco Wisent, o el Zatlogor lituano), sin embargo, le proporciona una entrada permanente en el mundo de la gastronomía.

Otro animal, el oso, otrora temido y respetado como el bisonte, también asocia su nombre a una planta estacional muy apreciada en Suiza: el ajo de oso (Allium ursinum). Las hojas de esta planta cuando se estrujan despiden un aroma aliáceo y un sabor similar al consumirlas. En primavera, los restaurantes suizos se afanan en ofrecer preparaciones aliñadas de alguna manera con el ajo de oso, y en los mercados populares, manojos de esta hierba se ofrecen al público profusamente, constituyendo un verdadero acontecimiento gastronómico. La planta crece en el norte de España, en Francia y en otros países con zonas húmedas, pero su uso culinario solo está extendido en Suiza.

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Ajo de oso (Allium ursinum)

La forma más habitual de consumir el ajo de oso es utilizando sus hojas trituradas en sustitución del aliño tradicional de ajo y perejil; combinándolas con otras hojas verdes en ensaladas; o confeccionando salsas del tipo pesto para aderezar los platos de pasta. En Rusia, los tallos de la planta conservados en salmuera se consumen en ensalada.

MENTA

No cabe duda de que los franceses son unos tipos singulares que se caracterizan frente a otros europeos por sus costumbres gastronómicas. Los ingleses los identifican por su afición a comer ancas de rana, llamándolos en consecuencia froggies (frog es rana en inglés). Son tan suyos en eso de la gastronomía que han sido capaces de llevar a los manteles más finos los babosos caracoles; eso sí, rellenos de una pomada de mantequilla y finas hierbas. Adoran la baguette de pan tierna y, por eso, la compran dos veces al día. Y combinan como nadie el vino y el queso que declinan en infinitas formas. A mí me llama la atención que sean también adictos a un brebaje sencillo, más propio de paladares infantiles que de gentes gastronómicamente educadas: la menthe à l’eau. Se trata simplemente de la mezcla de una parte de jarabe o sirope de menta con varias partes de agua fría para obtener una bebida dulce y refrescante, una especie de caramelo de menta líquido. No siendo una bebida alcohólica, es apta para niños, damiselas y adultos que deban conducir un vehículo. Realmente es un clásico de bares y cafeterías en Francia.

Tirando del hilo, resulta interesante investigar el uso de la menta en gastronomía. Todo parte de una planta: la Mentha piperita, un híbrido de Mentha aquatica y de Mentha spicata (Hierbabuena). Las hojas de menta forman parte de las hierbas aromáticas y su uso en la cocina es tradicional en determinados platos y preparaciones. En sopas y caldos es un condimento apreciado en Andalucía. Con los quesos frescos o tiernos, y en combinación con el zumo de limón y el aceite de oliva, realza el sabor de estos. Combina bien con los guisantes tiernos. Picada junto con perejil es parte integrante de la refrescante ensalada libanesa tabule. Acompaña los rollitos de primavera en la cocina china. Quizás por sus efectos de facilitación de la digestión de las grasas establece una especial asociación gustativa con los platos de cordero. Los ingleses, amantes de la deliciosa carne ovina, acompañan esta con una salsa de menta elaborada a base de hojas de menta maceradas en vinagre y azúcar. En los postres, unas hojas de menta proporcionan frescura y adornan dulces y macedonias.

Como bebida, la menta en infusión es refrescante y saludable con limitaciones por los efectos indeseables del mentol. Mezclada en fresco con el té es la bebida tradicional magrebí y también en ciertas partes de la India. Ligeramente prensada, es ingrediente indispensable del mojito cubano. Con ella, macerada en alcohol, redestilado y adicionado de azúcar, se elabora el licor de menta (pipermint), de resplandeciente color verde esmeralda que se debe sobre todo a los colorantes artificiales: una mezcla de amarillo, aportado por la tartrazina (E-102), y de azul sulfán (E-131).

La menta es uno de los sabores tradicionales de chicles y caramelos y se combina con éxito con el chocolate. Sus principales fabricantes tienen en el mercado confecciones con esta combinación apreciada sobre todo en Gran Bretaña.

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